Saturday, September 03, 2011

El universo

Me regaló, sin darse cuenta,
su sonrisa que parecía el universo
con la casualidad y las leyes de la física
explicando su naturaleza y nuestro encuentro.

Ese baño de estrellas en la noche
de mi silencio, solitario
y por eso exquisito,
absorbió al despistado meteorito
que con torpes intentos creía viajar
para decidir colgarme de la primera órbita
que me lleve para siempre
a contemplarle desde los alrededores
elípticos eso sí
que me mata o me pierde.

El tiempo, cualquier cosa que signifique,
luego de su sonrisa
no ha dejado de expandirse
y al propio tiempo reducirse a lo más mínimo
casi imperceptible
a sus leyes y a sus casualidades
que son su sonrisa y yo.

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